Con la ayuda de aproximadamente 50 voluntarios, la iglesia San Ignacio recibió a decenas de indocumentados con comida y bebidas refrescantes que significaron la primera merienda caliente de muchos de ellos después de varios días.
Después de que los refugiados terminan su comida, todos son registrados y ayudados por los voluntarios de la iglesia para que estos intenten comunicarse con sus familiares que se encuentran dentro de los Estados Unidos y puedan reunirse con ellos.
De acuerdo a Melda Belén, voluntaria de la iglesia, muchos de estos inmigrantes cuentan que son tratados de forma inhumana dentro de los centros de detención de ICE.
Asimismo, la iglesia busca la ayuda de la comunidad para poder seguir ayudando a estos indocumentados. Es por esto que voluntarios y donaciones de ropa y artículos de higiene personal son aceptados en las instalaciones.