Un año de pandemia: el coronavirus destrozó familias, negocios y cambió nuestras vidas

Se cumple un año desde que la Organización Mundial de la Salud declaró el coronavirus como una pandemia. Damos un vistazo a cómo ha transformado nuestra vida diaria.

Cuando unos extraños casos de neumonía vinculados a un mercado en Wuhan (China) empezaron a reportarse en los últimos días del año 2019, la palabra coronavirus no formaba parte de nuestro vocabulario diario y pocas personas imaginaron lo que vendría.

El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud hizo una declaración contundente que cambió todo: el COVID-19 era considerado una pandemia luego que, en solo dos semanas, la cifra de casos se multiplicó por 13 y el número de países afectados se triplicó. 

Se trataba del nivel de emergencia sanitaria más grave declarado por la OMS desde la gripe H1N1 en el año 2009 que dejó oficialmente 18,449 muertes, aunque estimados indican que fueron realmente entre 151,000 y 575,000

Al cumplirse un año de esa fecha clave, se estima que 117,332,262 personas han resultado contagiadas por el coronavirus en todo el mundo y más de 2.6 millones han fallecido.

Además, la pandemia ha alterado por completo nuestras vidas cotidianas. Muchas personas -especialmente las consideradas más vulnerables- han pasado grandes períodos de tiempo en confinamiento (obligatorio o por decisión propia), las mascarillas se han vuelto una prenda indispensable al salir de casa, los estudiantes cambiaron las aulas por clases virtuales y millones de personas perdieron sus trabajos mientras otros debieron convertir sus hogares en oficinas. 

Así se han propagado los casos de COVID-19 en todo el mundo: 

Como olas, la pandemia golpeó con fuerza a cada rincón del planeta, sin importar el idioma, etnia o religión de sus habitantes, dejando familias de luto y causando devastación en los sistemas hospitalarios y funerarios.

Haz un recorrido por los países más impactados por el coronavirus:

Pese a ser uno de los países más desarrollados y guía usual para otras naciones, Estados Unidos fue uno de los más golpeados por la pandemia del coronavirus, al reportar el mayor número de casos y muertes en comparación con el resto del mundo.

Su cifra de contagios y fallecimientos duplica a los de la India, que tiene el cuádruple de población del país norteamericano.

Las causas pueden variar: desde que algunas autoridades, como el expresidente Donald Trump, han intentado desestimar la gravedad del COVID-19, personas común no quieren acatar las recomendaciones de mascarillas o distanciamiento o, simplemente, hubo retrasos o deficiencias en el proceso de pruebas, rastreo de casos o vacunación.

Lo que sí ha estado claro, según los estudios, es que los hispanos son unos de los grupos más afectados por la propagación del virus.

Los datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) indican que los hispanos representan el 20.7% de los casos, en comparación con 55.9% de los blancos y 12.2% de los negros; así como 12.1% de los fallecidos por COVID-19, en contraste con 63.3% de blancos y 14.7% de negros.

De acuerdo con un estudio reciente de Kaiser Family Foundation, solo 9% de los hispanos ha recibido al menos una dosis de la vacuna, en comparación con 65% que se identificó como blanco.

La pandemia del coronavirus desató una crisis política sin precedentes en EEUU y un constante enfrentamiento entre el entonces presidente Donald Trump y su sucesor Joe Biden.

Cambio tras otro: lo que nunca imaginamos 

Al comienzo de la pandemia cuando había más preguntas que respuestas y los casos se empezaban a propagar aceleradamente, los gobiernos recurrieron a medidas polémicas: confinamientos y restricciones de movimientos. 

Las concentraciones y reuniones fueron prohibidas y se cancelaron conciertos, eventos deportivos, religiosos y cualquier actividad que implicara estar en un sitio cerrado con gran cantidad de personas, desde comer dentro de un restaurante hasta ir a la escuela. 

Con esto, los sitios turísticos alrededor del mundo en los que solía haber multitudes tras multitudes se quedaron vacías y las calles de las ciudades más pobladas se volvieron en zonas fantasmas. 

Este 11 de marzo se cumple un año desde que la Organización Mundial de la Salud declaró al coronavirus como pandemia.

Con el tiempo, estas restricciones se han ido aliviando paulatinamente, pero hay elementos que todavía siguen presentes. 

Las mascarillas se volvieron una compañera indispensable para la ciudadanía y la principal arma de las autoridades de salud contra el coronavirus.

Una gran cantidad de gobiernos estatales y locales hicieron obligatorio su uso en sitios públicos, aunque pocos han podido hacer cumplir estas normas, lo que ha dado espacio a quienes deciden no usarlas como un llamado de libertad. 

Te contamos cómo esta pieza ha cambiado en el último año.

A esto, se puede sumar el uso del gel antibacterial y las toallas desinfectantes que incluso llegaron a escasear temporalmente de los supermercados y farmacias mientras la gente intentaba abastecerse de los productos.

Cómo se adaptaron algunas empresas durante la pandemia

La demanda de productos que escaseaban y especialmente, las medidas de cierre para los negocios no esenciales obligaron a los comerciantes y empresario a reinventarse.

En México, el grupo Modelo fue una de la compañías que usó alcohol para producir gel antibacterial. Produjo más de 15,000 botellas, disponibles para los clientes de Aeroméxico, según reportes de medios mexicanos.

Otra compañía que se transformó en tiempos de pandemia fue la francesa L’Oréal, que produjo gel antibacterial que distribuyó en favelas de Río de Janeiro, Brasil. Por otro lado, Carolina Herrera puso a disposición de los gobiernos, la producción de mascarillas y batas médicas.

Así mismo, otras empresas nunca tuvieron que reinventarse, por el contrario, tuvieron más exito; este el caso de Netflix, Amazon, Zoom, entre otras, que añadieron valor a sus acciones durante este año de pandemia.

Empresas en EEUU, México, Colombia, Brasil, y la mayoría de países del mundo, tuvieron que transformar su negocio, y ayudar a los más necesitados en tiempos de COVID-19. Aquí algunos ejemplos.

De mecas del deporte a megacentros de vacunación

Otros de los efectos de la pandemia del COVID-19, más allá de la suspensión o modificación de los principales torneos deportivos, ha sido el uso de las instalaciones de varios equipos profesionales para llevar a cabo jornadas de vacunación masiva. Los que otrora fueron escenario de épicas deportivas ahora son centros de inmunización en el que se espera que miles puedan recibir sus dosis de inmunización contra el coronavirus.

Desde la costa oeste al este del país, recintos del béisbol y el fútbol como el Petco Park en San Diego o el Hard Rock Stadium en Miami, son ahora el punto de convocatoria para las poblaciones más vulnerables que ya califican para ser vacunadas. Hace semanas la Liga de Futbol Profesional, conocida como NHL por sus siglas en inglés, ofreció al gobierno de Joe Biden todas sus sedes para el mismo fin y el presidente dijo que sin duda tomarían su propuesta.

Conforme la producción de vacunas se incrementa y los inventarios aumentan, se espera que los criterios de elegibilidad se vayan ampliando para cubrir cada vez más población. Esto podría indicar que el uso de los estadios como centros de inmunización se extendería, aunque varias ligas (según el estado en el que opera cada equipo) ya anunciaron que jugarán con capacidad limitada.

Los que antes fueron sede de los más importantes eventos y épicas deportivas, hoy son clave para ayudar en el esfuerzo de la vacunación masiva para el combate contra el COVID-19.

¿Hay una luz al final del túnel? 

A un año de que la OMS declarara al coronavirus como una pandemia, la mayoría de los países está en pleno proceso de vacunar a sus ciudadanos, empezando con las personas más vulnerables por su edad o profesión. 

Son varias las vacunas que se han autorizado en cada país, pero en Estados Unidos al momento tiene tres: Pzifer, Moderna y Johnson & Johnson. Recientemente, el presidente Joe Biden aseguró que se dispondrá a finales de mayo de suficientes vacunas contra el COVID-19 para todos los adultos del país.

El logro de los científicos, hecho en un tiempo acelerado, brinda esperanza a los expertos y los ciudadanos de a pie que recuerdan que hay una luz al final del túnel.

La meteoróloga Jenniffer Guerra nos explica.

Este hito ha sido aprovechado por algunas autoridades que ya han empezado a relajar o cancelar por completo las órdenes de uso de mascarillas, como es el caso del estado de Texas, o las restricciones en capacidad en restaurantes y otros establecimientos, como Arizona.

Sin embargo, los expertos recuerdan que aún no es el momento de bajar la guardia. El epidemiólogo Anthony Fauci cree que tendremos “algún nivel de normalidad” para finales de este 2021 y que es posible que sigamos usando mascarillas para 2022.

Según otros, ir al cine y comer en restaurantes como era normal antes de la pandemia podría ser seguro para los últimos meses de 2021 y las bodas, para el verano del 2022. 

Los editores sénior Nitzia Álvarez y Sergio Cándido contribuyeron en este reporte.

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