Desde que se registró la pandemia por coronavirus (COVID-19), oficiales con el Departamento de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de los Estados Unidos han registrado un aumento en la cantidad de pruebas de COVID-19 no autorizadas, falsificadas o que no cumplen con los lineamientos de la FDA. Asimismo, las autoridades han decomisado una serie de desinfectantes de manos, mascarillas y filtros que han intentado ser ingresadas a territorio estadounidense.
“Algunos parecen estar aprovechándose de la pandemia para obtener ganancias financieras, dejando al consumidor en riesgo. Estos productos pueden tener serias consecuencias para el consumidor, ya sea que el usuario esté en los Estados Unidos o en otro país ", dijo el director de operaciones de campo de CBP en El Paso, Héctor Mancha." Los oficiales de CBP se comprometen a garantizar que todos los artículos que sean importados y exportados cumplan con los estándares críticos de salud y seguridad”.
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Fue el pasado sábado, 16 de mayo, cuando oficiales de CBP asignados al puerto de entrada de Santa Teresa detuvieron a un hombre de 36 años y de nacionalidad mexicana que se encontraba viajando a México portando una maleta. Al ser interrogado por un agente, el hombre fue referido a una inspección.
Al momento de realizar dicha inspección, las autoridades descubrieron un total de 1,000 pruebas rápidas de COVID-19 falsificadas por lo que estas fueron incautadas en espera de una mayor investigación.
Además, el domingo, 17 de mayo, oficiales de CBP en el puerto de entrada de Ysleta detuvieron a una ciudadana estadounidense de 62 años que habría intentado cruzar un total de 1,000 mascarillas, 2,740 filtros y 60 botellas de desinfectante de manos de un litro.
De acuerdo con CBP, los productos decomisados carecerían de registro, etiquetas adecuadas y, además, no cumplían con los criterios establecidos por la Administración de Alimentos y Medicamentos.
