Papa reconoce errores en casos de abuso sexual en Chile

CIUDAD DEL VATICANO - El Vaticano dijo el jueves que las disculpas del papa Francisco a las víctimas chilenas de abusos sexuales por el clero y la convocatoria de los obispos del país a Roma equivalen a una declaración de “estado de emergencia espiritual” para la iglesia chilena.

En entrevista el jueves con The Associated Press, el vocero del Vaticano, Greg Burke, dijo que la carta del papa a la jerarquía chilena era un reconocimiento de que se había equivocado con respecto a las víctimas de abusos y que “sí, les creemos, ustedes tienen su lugar en la iglesia”.

En la carta del miércoles, Francisco reconoció que había cometido “errores graves” al evaluar el caso de un obispo al que las víctimas acusaban de presenciar los abusos y hacer la vista gorda. Invitó a las víctimas a Roma para presentarles personalmente sus disculpas.

Francisco atribuyó sus errores al juzgar el caso del obispo Juan Barros, un protegido del conocido cura depredador Fernando Karadima, a la falta de “información veraz y equilibrada”.

Pero el pontífice disponía de abundante información que aparentemente no tomó en cuenta: el comité ejecutivo de la Conferencia de Obispos de Chile había recomendado a Barros que renunciara y se tomara una licencia sabática. Los miembros de la comisión asesora del Vaticano sobre abusos sexuales habían puesto en duda la aptitud de Barros para manejar una diócesis. Y Francisco había recibido en 2015 la carta personal de una víctima que detallaba las faltas de Barros.

Acerca de esa información, Burke dijo que el papa recibe mucha información de una variedad de fuentes y acababa de leer un informe de 2,300 páginas preparado por dos enviados suyos.

“Digamos que está muy claro que el papa tiene ahora un cuadro completo de la situación”, dijo Burke.

En la carta, Francisco anunció que convocaba a los 32 obispos chilenos a la Santa Sede para elaborar cambios a corto, mediano y largo plazo en la iglesia local.

Son inusuales estas convocatorias de emergencia, como la del 2002 a los obispos estadounidenses y de 2010 a los jerarcas irlandeses por su mal manejo de los casos de abusos.

“Digamos que ha declarado un estado de emergencia espiritual, lo que revela con cuánta seriedad toma la situación”, dijo Burke.

Después de los regaños de 2002, los obispos estadounidenses aprobaron una política de “una sola falta y te vas” para los clérigos abusivos y se comprometieron a aplicar normas estrictas para la protección de los niños.

No está claro qué medidas tiene en mente Francisco para la iglesia chilena. En el momento hay cinco sedes vacantes, entre ellas la de Santiago, donde el cardenal Riccardo Ezzati ha cumplido 76 años y se dispone a retirarse.

El jueves, Ezzati anunció una convocatoria a todos los sacerdotes de la diócesis el 19 de abril para discutir la “valiente” carta del papa y escuchar sus propuestas.

Si Barros y otros dos prelados formados por Karadima presentan sus renuncias, Francisco tendrá la posibilidad de reformar la jerarquía eclesiástica chilena, como reclaman desde hace tiempo las víctimas de abusos.

Éstas dicen que el caso Barros es simbólico de una cultura eclesiástica chilena que encubre a los abusadores y desacredita a las víctimas con tal de proteger la reputación y los bienes de la iglesia.

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