A un año del sismo más fuerte de México en 100 años

El terremoto devastó amplias zonas de Oaxaca, principalmente Juchitán.

MÉXICO: Los escombros amontonados no dejan olvidar la tragedia que empezó la noche del 7 de septiembre de 2017.

Sobre ellos, Ángel camina como lo hizo aquella noche, aquel jueves cuando en medio de la destrución que dejó el sismo de 8.2 encontró el símbolo de la esperanza y lo recogió para decirle al mundo que  Oaxaca y todo México estaban heridos pero saldrían adelante. 

"Cuando veníamos bajando me encontré con la bandera... me dio un sentimiento de ver ahí la bandera tirada, no es cualquier cosa, no es cualquier trapo", recuerda Ángel Sánchez, quien esa noche izó la bandera. 

Un año después, el hombre que se hizo viral en las redes sociales por ondear el lábaro patrio en medio de la tragedia, pone todo su empeño en la reconstrucción de una de las escuelas que cayó con el movimiento. 

Suelda la estructura con todo cuidado, pendiente de cada detalle, porque esa es su aportación, dice, para su pueblo que no ha podido recuperarse. 

"A mí me da tristeza, pues, de mucha gente que todavía no han podido salir adelante porque es difícil, pues, ante el encarecimiento de los materiales para construir la casa", dice Sánchez. 

En las calles, sus palabras se tornan en imágenes, los escombros continúan intactos y decenas de hogares siguen en ruinas. 

Inmediatamente después del sismo considerado el más intenso que se ha registrado en México desde hace 100 años, la ayuda comenzó a fluir hacia Juchitán, el pueblo más afectado, pero el apoyo duró poco antes de desvanecerse. 

"Estaba yo parada en la puerta y la barda alcanzó mi pie", recuerda Alma Rosa. 

Ella es el ejemplo más claro: el temblor le arrebató más que una pierna, la dejó sin nada y viviendo en la calle, tiene que buscar la forma de sobrevivir.

"Desde ese día hasta ahorita sigo esperando recuperación porque todavía estoy yendo al doctor, ya llevo tres operaciones", dice Alma Rosa. 

En cada esquina la historia se repite, porque el movimiento del 7 de septiembre de 2017 fue solo el preludio de la furia que en esta región desataría la naturaleza.

La devastación en Oaxaca, y en otros estados como Chiapas y Tabasco, fue mayúscula y a un año del sismo las discrepancias entre el Gobierno federal, autoridades locales y damnificados sobre el avance de las labores de reconstrucción se hicieron evidentes.

En el acto de conmemoración celebrado en la ciudad de Oaxaca, las autoridades federales presumieron que el 97% de las familias de Oaxaca y Chiapas han recibido apoyos y que más del 80% de las viviendas afectadas están en reconstrucción.

"El dinero lo recibió quien es el más interesado en reconstruir su hogar: las familias damnificadas", afirmó la secretaria  de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Rosario Robles, quien aseguró que el Gobierno federal asesoró a miles de afectados sobre "cómo construir de mejor manera sus viviendas".

Según Robles, a día de hoy, 63,986 habitantes de Oaxaca han recibido ayudas federales, mientras que en Chiapas han sido más de 45,000.

Celebró que la mitad de las viviendas afectadas ya se encuentran en el 50% de su reconstrucción y dijo que solo hay 600 familias en Oaxaca que no han recibido la ayuda porque no han sido localizadas.

Sin embargo, la visión positiva de la secretaria difiere de la de las autoridades locales y algunos damnificados.

Gloria Sánchez, alcaldesa de Juchitán, calificó de insuficientes los $14.5 millones para apoyo de vivienda en Oaxaca y exigió al Gobierno federal que entregue los recursos a las 5,200 familias que fueron censadas como damnificadas en marzo y que, según dijo, todavía no han recibido nada.

"Exigimos que se incremente la cantidad otorgada a cada familia para construir una vivienda digna, y realizar un plan integral para la reconstrucción de Juchitán que contemple vivienda, escuelas, comercios, edificios públicos e infraestructura urbana", indicó.

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