Con la dignidad pisoteada y los sueños destrozados, decenas de familias de migrantes regresaron a territorio mexicano luego de haber permanecido recluidos en los centros de detención en El Paso, Texas al solicitar asilo político en el país estadounidense.
“Nos deportaron y, cuando nos estaban deportando, todos los policías estadounidenses, cuando nos estábamos subiendo a la patrulla mexicana, empezaron a aplaudir y a reírse de nosotros”, dijo Karla Dulce María, migrante de Guatemala. “Aquí venimos y ni siquiera hay ningún albergue para nosotros, gracias a Dios esta iglesia nos aceptó porque si no hubiéramos dormido en la calle, todos cargamos niños, no tenemos como regresarnos, habémos os personas que no tenemos como regresarnos a nuestro país”.
Dicho grupo de familias provenientes de Centroamérica fue regresado por Ciudad Juárez con el fin de que esperaran su cita a corte.
Sin embargo, la falta de dinero y lugares en donde quedarse los obligó a dormir a las afueras de la catedral de Ciudad Juárez a esperar a que alguien los apoye para regresar a sus países.
“Ya no hallamos que hacer, los que estamos aquí estamos decepcionados”, dijo María de Los Ángeles Martínez, migrante proveniente de El Salvador. “Mi niño era gordo, mire que desnutrido esta, pesa 18 libras. Ya no aguantamos, ya queremos ayuda, tengan piedad de nosotros, no somos animales, somos seres humanos”.
Estas familias se encuentran buscando la manera de regresar a su lugar de origen, ya que todos han decidido abandonar el sueño americano después de haber vivido en carne propia lo difícil que resulta permanecer en los Estados Unidos.
