La contingencia por el coronavirus tiene a miles de personas confinadas dentro de sus hogares, muchos de ellos han invertido su tiempo en aprender a cocinar, estudiar algún otro idioma, redecorar su hogar, y a otros tantos les dió por echar a volar la imaginación y contribuir de alguna manera para que este mundo sea mejor.
Tal es el caso de Fernanda Gonzalez, residente de Ciudad Juárez, quien creó una "librería compartida" la cual instaló en el parque de su fraccionamiento ubicado entre Hacienda de la Capilla y Hacienda de los Morales. La librería consta de un compartimiento en forma de "casita" en dónde se colocaron decenas de libros de diferentes géneros para que así vecinos del área tomen uno, y a su vez, coloquen otro para que la librería nunca se quede vacía, se fomente el hábito de la lectura, y se aprenda a compartir con los demás practicando también el valor de la honestidad.
Fernanda aseguró que quiso recrear en su ciudad las bibliotecas que comúnmente se instalan en fraccionamientos de los Estados Unidos, por lo que decidió aterrizar esa idea en el lugar en dónde ella reside.
Aseguró que la biblioteca no cuenta con un candado para así también fomentar el valor de la honestidad y de esa manera los residentes respeten la dinámica ya que representa una mejora para el fraccionamiento.
Photos: Joven juarense crea una “librería compartida” en su fraccionamiento
No existe un registro de quién tome un libro, pero cabe destacar que cada uno de ellos cuenta con tres sellos en sus página como identificación para que denote que estos libros pertenecen a un lugar.
Local
Fue un vecino que se dedica a la carpintería quién auxilió a Fernanda a llevar a cabo su sueño de una librería compartida ya que incluso empleó sus ahorros para crear un bello lugar que fomente la lectura.
"Hay mucho de dónde elegir así que espero de todo corazón que se animen a tomar un libro y compartir otro." Expresó en una publicación hecha a sus vecinos sobre la dinámica a seguir con la librería.
Cabe destacar que cada libro cuenta con un separador y en la última página se le pide a los residentes escriban su nombre cuando terminen con la lectura para así algún día ver esa hoja llena de nombres de sus vecinos, amantes de la lectura.
