LAFITTE, Louisiana – El huracán Ida atravesó Louisiana en agosto pasado con vientos furiosos que arrancaron techos y una marejada tan poderosa que movió casa enteras.
También movió féretros y bóvedas, agregando otra capa de trauma para las familias y las comunidades que se recuperan de la poderosa tormenta, según reporta un cable de AP.
‘’Una vez que entierras a un pariente, esperas que sea su lugar permanente de descanso’’, dijo el reverendo Haywood Johnson Jr., quien vive en la pequeña comunidad de Ironton, al sur de New Orleans, a la vera del río Mississippi.
EL PODEROSO TEMPORAL CAUSÓ ESTRAGOS EN EL ESTADO
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La marejada de Ida destruyó casi todas las casas en la comunidad y empujó pesadas bóvedas, incluida la que contenía a la madre de Johnson y otros parientes, de su lugar de descanso hacia las calles.
‘’Algunas de esas tumbas pesan un par de toneladas. Y el agua llegó y las movió como cajas de cartón. Esa fue la fuerza del agua’’, dijo Johnson.
La ubicación de Louisiana en una zona de huracanes junto con la tradición cultural de enterrar a los muertos encima de la superficie convierten al problema en algo común tras el paso de fuertes huracanes o inundaciones.
En algunos casos, la marejada o las inundaciones tras lluvias torrentosas pueden desplazar bóvedas tan lejos que no se sabe de dónde provienen.
Hechas con miles de libras de cemento o bloques, las bóvedas pueden tener aire en su interior y el cemento mismo puede no ser tan flotante como se cree.